Orar
La oración es una parte fundamental de nuestra fe católica. Puede adoptar muchas formas: hablada o silenciosa, comunitaria o individual, basada en la Tradición o espontánea. Necesitamos integrar la oración en nuestra vida, pues al comunicarnos con Dios con mayor frecuencia, nos acercamos más a Él. Una relación requiere compartir tiempo, y podemos encontrar ese tiempo en oración en cualquier lugar. Dios siempre espera que nos acerquemos a Él en oración. Si bien la oración puede ser cualquier conversación con Dios, expresada de forma espontánea o no, nuestra fe católica posee una rica Tradición de oraciones escritas a lo largo de muchos años. Católicos de todo el mundo han utilizado algunas oraciones tradicionales durante décadas, siglos e incluso milenios. Es un honor formar parte de una historia que ha influido en la vida de tantas personas. El uso de oraciones tradicionales y espontáneas en nuestra vida de fe puede ser muy beneficioso.
Aquí tienes algunas oraciones católicas que puedes usar en tu vida de oración.
Lista de diferentes oraciones:
El Rosario:
El Credo de los Apóstoles
Creo en Dios, Padre todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra. Creo en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor, que fue concebido por obra del Espíritu Santo, nació de la Virgen María, padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado; descendió a los infiernos; al tercer día resucitó de entre los muertos; ascendió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios Padre todopoderoso; desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos. Creo en el Espíritu Santo, la santa Iglesia católica, la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y la vida eterna. Amén.
El Padre Nuestro
Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal. Amén.
El Ave María
Dios te salve, María, llena eres de gracia, el Señor es contigo; bendita tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.
El Gloria al Padre (La Doxología)
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo; como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
La Salve Regina
Dios te salve, Reina y Madre de misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra. A ti clamamos los desterrados hijos de Eva; a ti suspiramos, gimiendo y llorando en este valle de lágrimas. Ea, pues, Señora, abogada nuestra, vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos; y después de este destierro muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre. ¡Oh clementísima, oh piadosa, oh dulce Virgen María!
La Coronilla de la Divina Misericordia:
Oraciones iniciales opcionales: Expiraste, Jesús, pero la fuente de vida brotó para las almas, y el océano de misericordia se abrió para el mundo entero. ¡Oh Fuente de Vida, insondable Misericordia Divina, envuelve al mundo entero y derrámate sobre nosotros! (Repetir 3 veces) ¡Oh Sangre y Agua, que brotaste del Corazón de Jesús como fuente de Misericordia para nosotros, en Ti confío! Padre Nuestro, Ave María y Credo de los Apóstoles. Para cada una de las cinco décadas (En cada cuenta del Padre Nuestro del rosario, rezar): Padre Eterno, te ofrezco el Cuerpo y la Sangre, el Alma y la Divinidad de tu Amadísimo Hijo, Nuestro Señor Jesucristo, en expiación por nuestros pecados y los del mundo entero. (En cada una de las 10 cuentas del Ave María, rezar) Por su dolorosa Pasión, ten misericordia de nosotros y del mundo entero. Oración final (Repetir 3 veces): Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal, ten misericordia de nosotros. y en todo el mundo. Oración final opcional. Dios eterno, en quien la misericordia es infinita y el tesoro de la compasión inagotable, míranos con bondad y aumenta tu misericordia en nosotros, para que en los momentos difíciles no desesperemos ni nos desanimemos, sino que con gran confianza nos sometamos a tu santa voluntad, que es Amor y Misericordia misma.
Reza una novena
Rezad la Coronilla de San Miguel Arcángel:
Oh Dios, ven en mi auxilio. Oh Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, etc.
[Reza un Padre Nuestro y tres Avemarías después de cada una de las siguientes nueve salutaciones en honor a los nueve Coros de Ángeles]
1. Por la intercesión de San Miguel y del Coro Celestial de Serafines, que el Señor nos haga dignos de arder con el fuego de la caridad perfecta. Amén.
2. Por la intercesión de San Miguel y del Coro Celestial de Querubines, que el Señor nos conceda la gracia de abandonar los caminos del pecado y correr por las sendas de la perfección cristiana. Amén.
3. Por la intercesión de San Miguel y del Coro Celestial de los Tronos, que el Señor infunda en nuestros corazones un verdadero y sincero espíritu de humildad. Amén.
4. Por la intercesión de San Miguel y del Coro Celestial de las Dominaciones, que el Señor nos conceda la gracia de gobernar nuestros sentidos y vencer cualquier pasión desenfrenada. Amén.
5. Por la intercesión de San Miguel y del Coro Celestial de las Virtudes, que el Señor nos libre del mal y de caer en la tentación. Amén.
6. Por la intercesión de San Miguel y del Coro Celestial de las Potestades, que el Señor proteja nuestras almas contra las asechanzas y tentaciones del demonio. Amén.
7. Por la intercesión de San Miguel y el Coro Celestial de los Principados, que Dios llene nuestras almas con un verdadero espíritu de obediencia. Amén.
8. Por la intercesión de San Miguel y del Coro Celestial de Arcángeles, que el Señor nos dé perseverancia en la fe y en todas las buenas obras para que podamos alcanzar la gloria del Cielo. Amén.
9. Por la intercesión de San Miguel y del Coro Celestial de Ángeles, que el Señor nos conceda ser protegidos por ellos en esta vida mortal y conducidos en la vida venidera al Cielo. Amén.
Rezad un Padrenuestro en honor de cada uno de los siguientes ángeles principales: San Miguel, San Gabriel, San Rafael y nuestro Ángel de la Guarda.
Oraciones finales:
¡Oh glorioso príncipe San Miguel, jefe y comandante de las huestes celestiales, guardián de las almas, vencedor de los espíritus rebeldes, servidor en la casa del Divino Rey y nuestro admirable guía, tú que resplandeces con excelencia y virtud sobrehumana, líbranos de todo mal, a quienes acudimos a ti con confianza y permítenos, con tu bondadosa protección, servir a Dios con mayor fidelidad cada día!
Ruega por nosotros, oh glorioso San Miguel, Príncipe de la Iglesia de Jesucristo, para que seamos dignos de alcanzar sus promesas.
Dios Todopoderoso y Eterno, que, por tu inmensa bondad y tu misericordioso deseo de salvación para todos los hombres, has designado al gloriosísimo Arcángel San Miguel Príncipe de tu Iglesia, te pedimos que nos hagas dignos de ser librados de todos nuestros enemigos, para que ninguno de ellos nos acose en la hora de la muerte, sino que seamos conducidos por él a tu Presencia. Esto te lo pedimos por los méritos de Jesucristo Nuestro Señor.
Amén.

