Papado y Unidad Cristiana

El Papa

Como Vicario de Jesucristo, el Papa gobierna la Iglesia Católica como su cabeza suprema. El Papa, como Obispo de Roma, es el pastor principal de toda la Iglesia. Creemos que el Papa es el sucesor de Pedro, y sus obispos son los sucesores de los Doce Apóstoles.


Queda claro en todo momento que se trata de que los obispos actúen en conjunción con su cabeza, nunca de que actúen independientemente del Papa. En este último caso, sin la acción de la cabeza, los obispos no pueden actuar como Colegio: esto se desprende claramente del concepto de «Colegio». Esta comunión jerárquica de todos los obispos con el Sumo Pontífice está, sin duda, firmemente establecida en la Tradición. (Lumen Gentium, Nota Explicativa)

En los Hechos de los Apóstoles, se nos revela que Pedro es la cabeza de la iglesia primitiva. Al recibir las llaves del reino, Cristo establece el ministerio divino de la Iglesia. La permanencia del papado es esencial para la naturaleza eterna de la Iglesia.


El Romano Pontífice, cabeza del colegio episcopal, goza de esta infalibilidad en virtud de su oficio, cuando, como supremo pastor y maestro de todos los fieles —que confirma a sus hermanos en la fe— proclama mediante un acto definitivo una doctrina relativa a la fe o a la moral… La infalibilidad prometida a la Iglesia está también presente en el cuerpo de obispos cuando, junto con el sucesor de Pedro, ejercen el supremo Magisterio, sobre todo en un Concilio Ecuménico. Cuando la Iglesia, a través de su supremo Magisterio, propone una doctrina «para la fe, como divinamente revelada» y como enseñanza de Cristo, las definiciones «deben adherirse con la obediencia de la fe». Esta infalibilidad se extiende hasta el depósito mismo de la divina Revelación. (CIC 891)
La asistencia divina se concede también a los sucesores de los apóstoles, que enseñan en comunión con el sucesor de Pedro, y, de manera particular, al obispo de Roma, pastor de toda la Iglesia, cuando, sin llegar a una definición infalible ni pronunciarse de forma definitiva, proponen, en el ejercicio del Magisterio ordinario, una enseñanza que conduce a una mejor comprensión de la Revelación en materia de fe y moral. A esta enseñanza ordinaria, los fieles deben adherirse con asentimiento religioso, que, aunque distinto del asentimiento de fe, es, no obstante, una extensión de este. (CIC 892)

Unidad cristiana

La unidad es esencial para los seguidores de Jesús. El evangelio de Juan nos recuerda: «La gloria que me diste, yo se la he dado a ellos, para que sean uno, así como nosotros somos uno: yo en ellos, y tú en mí, para que sean perfectos en unidad, para que el mundo conozca que tú me enviaste, y que los amaste como también a mí me has amado». (Juan 17:22-23)

La Iglesia Católica está unida bajo el liderazgo del Obispo de Roma, el Papa. Rupturas y cismas históricos nos han dejado fragmentados, y las iglesias ortodoxas orientales ya no están en plena unidad con el catolicismo romano. Desde Juan XXIII y continuando con el papado de Juan Pablo II y nuestro actual Papa, el movimiento para lograr la plena unidad cristiana ha estado en marcha.